IV
La realidad, poco a poco, se ha convertido en un pequeño infierno, el tema me obsesiona. Mi amigo me ha recomendado no pensar más, no seguir dándole vueltas. Pero yo nací con cuernos, es decir, taciturno por naturaleza. Cuando resulta que estoy apunto de no seguir pensando más en el sueño, cuando por fin me encuentro libre de conciencia, de saber que no iré el infierno, de ratificarme como buena persona y no dudar mas de mi honradez, cuando siento que todo el mal se diluye como colacao en leche, me alcanza la noche, y ésta me recuerda mi único sueño y temor: ganar la lotería. Me acuesto tiritando, con las manos puestas en la colcha y los ojos relajados tal como indica la cinta de autoayuda que me recomendó un compañero de trabajo. Los párpados caen mientras con todas mis fuerzas intento librarme de aquellos papelillos. Imposible. Por ello, la única alternativa que encuentro es el insomnio. ¡Qué ganas de padecer!
V
Al final, me he rendido, y he debido acudir a un especialista. Mi amigo Luis se negó a psicoanalizarme, se limitó a recomendarme un compañero de profesión. Enrique Gómez González.
1 comentario:
Seguimos...el tratamiento !
Mark de Zabaleta
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