sábado, 28 de enero de 2012

Acusación contra la Reserva Federal, Murray N. Rothbard

Le dedico este post a Mark de Zabaleta

No hay pan, para tanto chorizo”. 15M
  
Tengo que reconocer que me apasiona la macroeconomía. Me quedo embobado ante gráficas, datos, números... Me ocurre desde chico, desde que aprendí a leer, en el periódico Sur, la situación de la bolsa y el incremento o descenso de los precios del oro, la plata y el cobre. O incluso del estado de los embalses. Costumbre que sigo manteniendo, aunque no a través del periódico, sino de Internet. Hoy, estoy entretenido (en vez de estudiar para los exámenes de febrero) con este libro que explica la dinámica del dinero actual. “Acusación contra la Reserva Federal” En concreto, nos detalla la situación  monetaria estadounidense aunque dicha explicación podría extenderse también a Europa y al mundo. Recomiendo su lectura. Especialmente interesante me han parecido los capítulos de "Génesis del dinero" "Inflación y falsificación monetaria" y "Falsificación legalizada". No es que esté de acuerdo con todo lo que Murray Rothbard escribe, pero existen razonamientos puros y que trasladan una verdad incontestable por la aristocracia económica que —tiraniza— impera en nuestros días. Una conclusión (de las muchas a las que he llegado): este texto posee mucha más razón y poder de protesta que la mayoría del 15M. 

viernes, 13 de enero de 2012

Carta dictada en pensamiento


Llego tarde para la conferencia de los jueveros, pero tenía a las musas traviesas. 

                                                                             Church of the Ascension, New York, 2011. 

Habías crecido protegiéndome de los peligros del mundo. Sin embargo, no puedes golpear a este enemigo con el puño. No lo puedes derrotar, sólo nos queda descansar en el silencio; recordar nuestro primer beso en el recreo, nuestras miradas entre los árboles del patio y los primeros impulsos que desfogamos en la playa con el bañador mojado. ¿Estás ahí? Abrázame, deja que nos palpemos, quizás recuperemos aquella instantánea de Madrid cuando todavía nos queríamos, cuando solías leer novelas de misterio. Aunque ahora el misterio no importe pues, el asesino, está descubierto. Sólo nos resta el tiempo, las horas, los días que nos regale la suerte de este final inesperado. No te rindas, no dejes de revolcarme en tu cama, de filtrar la oscuridad con tus ojos. Sígueme en la oscuridad, gatea hasta mis manos y soñemos con el futuro cierto y finito del mundo en la inmensidad del nuestro. 

jueves, 5 de enero de 2012

lunes, 2 de enero de 2012

Vagabundo

A Miguel

Una vez conocí a un viejo en la puerta de una iglesia. Un pequeño vagabundo con bastón que veía pasar, al tiempo, entre el danzar de las palomas del parque. Le confesé mi tristeza, que caminaba como él, sin esperar llegar a casa, sin esperar el reclamo de nadie. Le confesé que yo también sonreía a los periódicos del suelo, que yo también tenía la costumbre de recoger las revistas en las oficinas de turismo, de ofrecer caramelos a los niños a cambio de su sonrisa. Entonces me contó una historia, su historia escrita de memoria con imágenes dibujadas por sus manos en el aire. Castillos de arena derribados con el vendaval de alcohol y siestas. Siniestro paisaje donde la luz quemaba y la lluvia no era de abril sino de octubre: fría y desgajada entre nubes rotas. Amores lejanos. Cuando concluyó lo dejé tendido en una nube de cartulina,  soñando con una ducha caliente, con la piel limpia, con el olor a jabón, a natillas recién hechas. Soñaba que tenía un sofá rosa y un móvil moderno.

Una vez conocí a un viejo en la puerta de una iglesia. La diferencia, entre él y yo, es que yo aún sigo con vida. 

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