sábado, 27 de febrero de 2010

UP IN THE AIR


Cuando Jason Reitman, el director de Juno y Gracias por fumar, leyó por primera vez la novela de Walter Kirn “Up in the air” sabía que disponía del material perfecto, confeccionado a su medida para dirigir una nueva película. El resultado es un empleado de una empresa especializada en reducciones empresariales. Ryan intenta alcanzar el sueño de acumular un millón de millas en vueltos corrientes dentro de una famosa compañía aérea. Es el mejor. Sabe que pronto conseguirá bautizar un avión con su propio nombre. Pero surge una amenaza. O mejor dos. La primera (Anna Kendrick) es una joven recién incorporada en la empresa que trata de implantar un sistema informatizado y virtual de despidos por Internet que acabará con la necesidad de transportar a los trabajadores de una punta a otra del país. La segunda, la mujer de sus sueños: otra viajera amante de los hoteles y de las tarjetas de fidelización de clientes. Vera Farmiga, a quien podemos recordarla por su papel en Infiltrados, se luce sensacionalmente, convertida en una delicia óptica. Y con este despilfarro de belleza el filme transcurre tranquilo, sin demasiados sobresaltos. Un guión bastante inteligente (que no talentoso ni original) logra manejar la curiosidad del espectador para llegar a un final no happy ending. Up in the air es una tragicomedia contemporánea con voluntad de entretener y llevar un mensaje implícito evidente. Demasiado. Los mejores momentos se viven en compañía. Mas, por muy bien que esté interpretada, George Cloney se siente como pez en el agua, no sería la película que me llevaría a una isla desierta, ni tampoco la metería en la mochila de las vivencias inolvidables. Creo que está sobrevalorada por la crítica. Es una peli bien hecha, de buena factura, pero se nota la ausencia de narratividad. Sin hechos de importancia y emociones que afecten de verdad a los personajes (y de paso a los espectadores) parece mantenerse a flote con un solo y buen planteamiento. Y ello es meritorio aunque acaba echando a perder una posible obra maestra. Creo que tenía potencial para lograrlo. Por el momento, ya se ha llevado un Globo de Oro al mejor guión adaptado. Y mantiene sus seis nominaciones a los Oscar.

Más información de la película

lunes, 22 de febrero de 2010

Crónica de un relato anunciado


El taller de construcción de relato se me hizo cortísimo. Dicen que en los cuentos hay que ser breves. Concisos. Lo primero es dejar claro el planteamiento y de ello se encargó un hada que dispuso de todo, no nos faltó ni agua. También se debe escribir alguna frase de gancho inicial. Así que nos fuimos a desayunar pensando en él. Sin embargo, nos resulto imposible. (Aunque aconsejen pensar mucho, muchísimo, no siempre es tan fácil). Al salir del edificio los árboles habían cambiado de sitio, la gente caminaba con miradas grotescas y nadie reconocía la calle por la que andaba. Más de uno se acordó de haber dejado el cuchillo en casa, paralizándose tras cruzarse con enormes serpientes. Los supervivientes escuchamos con risas y mofletes curiosos al profesor, ya que éste comenzó a dar la charla con un perejil pegado en el diente. Lo que ignorábamos es que después firmaría las sentencias de muchos de nosotros, sacaría la escopeta de una pequeña maleta en forma de ataúd y dispararía sin compasión. Demasiados personajes, historias… dijo. Y se escapó de un portazo, seguro de que nunca lo podrían detener pues el relato se centra únicamente en el crimen y sólo la novela –ausente en este caso– persigue al criminal.

Más crónicas en:

El Desván

Mercedes

Felisa

María José

viernes, 12 de febrero de 2010

Carta de amor a Seda (Baricco)

Seda,

Seda es algo aparte. No es un libro, porque aunque los libros pueden ser extraordinarios, seda es más. Seda es algo distinto. Seda se escurre entre los dedos de la visión, te atrapa con la finura de sus hilos líricos y te seduce. TE ATRAPA. Seda es una mujer con cara de muchacha. Seda es algodón escurrido en el vientre, en las manos, en la nariz. Seda huele a fresas, a limón, a melocotón en atardeceres de sueños felices. Seda es algo adolescente, una pasada; es algo maduro, una gozada; es algo viejo, eterna calma. Seda es tener sueño al comienzo de su lectura y llegar a la última página sin parpadear ¿Por qué se ha escurrido tan pronto las palabras entre las manos, los dedos, el pensamiento? ¿Por qué Seda es seda? Seda es desear quitar el libro de tu vista y que una fuerza terrible te retenga en la lectura, casi obligándote, flagelándote con cada frase. Exigiendo el olvido del cansancio corpóreo, trasladándolo entre las almohadas de sedas negras. Seda es el bien y el mal. Sorprendiéndote su fragilidad, tan grácil y elegante… tan monstruoso placer que no deja ni un respiro detrás de cada línea. Seda es clausurar y darte cuenta de que te estabas ahogando en la sed, de que el sueño se ha convertido en un mareo delirante y de que el reloj marca los minutos de un tiempo imprevisto en la madrugada lluviosa. Seda es viento. Seda es intimar en cada línea para no desviarse del placer literario. Seda es un viaje de un protagonista y un lector compinche. Seda es sorpresa final. Seda es decir: tan emocionado estoy con su lectura que no tengo miedo de hacer el ridículo, parecer cursi. Seda no me perdonará si no lo cuento. Seda es algo aparte. Seda no es solamente un libro. Seda ¿por qué tan corta? Seda es mujer con cara de muchacha. Seda, te volveré a leer. Seda, mil veces. Seda.


PD: Te leí y escribí esta carta el pasado año, no te olvido. Hoy, quiero recordarte, y también recordar quién era por aquel entonces.