sábado, 28 de febrero de 2009

¡Andaluces, levantaos! ¡pedid tierra y libertad!

Hoy es el día de Andalucía. El día ha amanecido con nubes imperceptibles y una lluvia fina, que no tiene la fuerza siquiera para relucir los colores de las calles desiertas, moja el cristal de mi ventana. Sí, calles solitarias. Muchos de los que vivimos en esta pequeña localidad andaluza habrán aprovechado sus horas libres para dormir, o para descansar de noches aceleradas, o para coger fuerzas pues el día se adivina largo.

Había preparado un pequeño artículo sobre Andalucía. Quería hablar de sus ríos y desiertos, de su grandeza, de sus pueblos y ciudades populosas. Pero la verdad, un vistazo a wikipedia ya nos aclararía de qué pasta está hecha esta tierra y sería inútil que yo escribiese más sobre el tema. Ahora, redactando estas líneas, me doy cuenta de que es un día especial. Especial porque en definitiva nos viene dar un poco de descanso, y eso ya es un buen motivo para sonreír. Cada uno festeja este día como quiere. Yo lo haré a mí manera, aprendiendo inglés, escuchando música, viendo alguna película, acabando un libro, escribiendo, releyendo algunos poemas de Machado, Lorca, Cernuda. (Que me perdonen los contemporáneos, pero hoy me apetecen tapitas de versos rimados aderezados con un poco de elegancia luisiana). Después, celebraré dos cumpleaños, aunque entre medio también cumpla una amiga que tuvo la potra de nacer el 29, año bisiesto que sólo celebra cada cuatro años. Dos celebraciones, tres felicitaciones. Una jornada larga que no terminará hasta las cuatro de la mañana del uno de marzo. O incluso más. Visitaré la capital, el centro histórico entre bares y copas de alcohol, alguna cerveza y canciones roqueras. Qué mejor forma de celebrar nuestro día si no es cantando y bailando con ritmos extranjeros y algún cante flamenco que salga de una voz gitana en mitad de la madrugada. En la mitad de una juerga dónde cabrán las indeseadas y necesarias gotas de lluvia. En la noche ebria que convertirá aquellas gotas en copos de nieve, en poemas y en risas interminables.

 

 

Se escucha una voz en la luna que dice

pequeñas nanas

nacen los sueños entre la gente

y la luna calla.

 

(Las nubes la tapan)

 

De la tierra crece entonces un soul

despertando copas de alcohol

entre un cielo nublado,

sin luna.

Pero en la calle un gitano

le sigue cantando,

y con su voz la seduce,

la desnuda.

 

(El vestido gris colgado en algún perchero volador)

 

Se escucha una voz en la luna que dice

pequeñas nanas.

Nacen los sueños entre la gente

y la luna calla.

Y el gitano calla.

Y todos callan.

.

 

(Por cierto, no le encuentro título a este poema que he escrito, ¿me ayudáis a ponérselo?)

lunes, 23 de febrero de 2009

Por fin, Penélope ya puede besar al calvo por los pasillos.

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Son casi las ocho de la mañana, cómo veis, es bastante temprano. Y no, no acostumbro a madrugar tanto en el comienzo de la semana, sino que más bien me he quedado despierto toda la noche intentando ver entre canales de Internet la gala más famosa del mundo cinematográfico. Ha sido toda una aventura, acompañado por mi amiga la actriz que me paseó por todos los canales disponibles, habidos y por haber. Debo decir que si yo hubiera sido el ganador de algún oscar, --me conformo con el maquillaje-- hubiera dedicado el premio a toda mi familia, a mi gato, al lápiz de ojos que me regalaron en mi cumpleaños; pero sobre todo, agradecería la iniciativa de las cadenas de Argentina y Venezuela el emitir gratuitamente los Oscar. Además, siempre es simpático ver durante la publicidad a un Matthew McConaughey (qué nombre más difícil de escribir por cierto) hablar con acento argentino. Que me perdonen los argentinos, pero es algo a lo que uno no se acostumbra.

El pase de la alfombra roja se puede resumir como un chuparcámara continuo de Jessica Parker, y que junto a Penélope Cruz parecían cenicientas, princesitas extraviadas. Todo lo demás, no tiene mucha importancia. Mickey Rourke brillaba como un ser estrafalario, algo no muy fuera del canon que él mismo se ha marcado últimamente. Kate Winslet vestida, si no fuera así nos hubieramos vuelto locos, aderezada con originalidad y elegancia. También se vio mucho traje rojo por ahí desperdigado, y mucho esmoquin sosón. Una Sofía Loren que parecía, --perdónenme que yo la quiero mucho--, un trapelo de medio pelo junto con unas actrices guapísimas, guapísimas, y tan brillantes, brillantes que llegué a pensar que cuando llegaran Angelina Jolie y Brad Pitt se necesitarían unas gafas antirreflectantes para seguir mirando el paseillo taurino sobre la alfombra roja.

Empezó la gala de la mejor forma posible: casi de sopetón y sin darnos cuenta nuestra Pe, Penélope Cruz se lleva el Oscar por su actuación como Maria Elena en Vicki Cristina Barcelona. Se lo merecía, y ya era hora de resarcirse por su anterior e infructífera Nominación como Mejor Actriz Protagonista en Volver. Lo demás, en pocas palabras: Hugo Jackman bastante ridículo, aunque guapo, porque para eso lo han elegido como el hombre más sexy del mundo. En cuestión de películas, Slumdog Millionaire fue la gran vencedora que dejó ripia a El Curioso Caso de Benjamín Button, o debería decir el Interminable y bellísimo caso… Entre una cosa y otra apareció Meryl Streep bien vestida, cosa rara en ella, y con la cara perenne de quien está acostumbrada recibir las nominaciones a los Oscar con la misma emoción que cuando le llega la factura del agua. Y… ¡cómo no!.. dejó a Kate Winslet el camino libre para que se lanzara a por el tan ansiado Oscar débito a su tremendo papel, increíble, maravilloso, espeluznante, irrepetible papel en la película El Lector. La verdad es que después de seis nominaciones, se lo merecía. Mientras tanto Penélope se perdía media gala llorando de emoción por los pasillos de Kodac. Quince minutos estuvo la chiquilla aliviando la sequía californiana. Lo más extraño y significativo fue cuando el fantasma de Heath Ledger recogió el premio a Mejor Actor de Reparto. Un Oscar póstumo e inútil, a la par que emotivo en donde el mérito era sobrado. Claro que físicamente lo recogió alguien, ya no recuerdo bien, aunque siempre lo podría haber recogido aquel noviete vaquero que se hechó en Brokeback Mountain, quizás todavía le siga esperando.

Fue Sean Penn el último que protagonizó la noche entre un decorado incierto y cambiante al recoger su premio al Mejor Actor por Harvey Milk. Lo único salvable, según mi débil punto de vista, era la actuación de Sean y la crítica social, que siempre hace falta; sería ese el motivo por el que estaba de acuerdo con el Oscar, aunque hubiese preferido subir a Frank Langella por el papelón presidencial que realiza en Frost contra Nixon. Película, dicho sea de paso, olvidada durante la gala. Si bien para crítica social teníamos a la película dirigida por Danny Boyle, Slumdog Millionarie. Película triunfante, que ha arrasado esta noche. Me ha hecho gracia que el final de la película hiciera honor al final de una recogida del premio por una multitud de actores, realizadores, maquilladores, todos ellos acompañados por esposas y suegras (o eso me parecía a mí); ahora comprenderán mi incertidumbre por si la tarima del escenario iba a aguantar lo suficiente el peso descomunal de toda una India subida a tropel. Quizás fue todo una conspiración de la felicidad para quitarles las penas a los Brangelina, en los que ambos nominados sabían de sobra que no tenían ni la más mínima posibilidad de ganar el oscar. Bueno, quizás Angelina Jolie albergaba alguna esperanza, tanto y tan inútil le resultó esa esperanza que daba la impresión de haber reivindicado el papel que encarna en el Intercambio. En fin, Angelina y Brad se contentaron con chupar cámara, ya que de eso se encargó personalmente Jessica Parker que se sentó justo detrás, y de esta forma repartir belleza y amor a una gala carente de chispa. Quizás como todas las galas de los Oscar, aquí no ha sucedido mucho que después merezca la pena anotar en los anales de la historia, pero sí de los cotilleos; pues… ¿quién no se resiste a criticar los trajes de las actrices durante la semana siguiente a la gala? Al fin y al cabo, para algo tenían que servir los Oscar.

 

PD: le dedicaré un post a los olvidados de los Oscar, y si hay fallos... mirad la hora.

domingo, 22 de febrero de 2009

Premio Dardo Dorado. Regalo de Jesús.

Premio Dardo Dorado

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Le quiero dar las gracias a Jesús por este premio Dardo. La mudanza ha tenido la culpa de que no me atreviera a lucirlo antes, ya que sino iba a quedarse petrificado en la era antigua de mi antiguo blog e iba a durar bien poco en la repisa. Con todo lo que hace este hombre por el mundo, (y por el mismo, porque se lo pasa genial ayudando o eso me consta) no sé cómo demonios ha sacado un poco de tiempo para ir dando premios a sus bloggers más cercanos. Desde aquí quiero invitaros a visitar algunas de sus sitios webs (tiene muchos). En fin, creo que es la mejor forma de devolverle el favor. En fin, por fin tiene su repisa este bonito premio.

· Jesús y su diario

· Jesús el pintor

· Jesús el escritor

· Jesús el altruísta

sábado, 21 de febrero de 2009

Me gusta, no me gusta, me gusta, no me gusta...

Me parece que llego un pelín tarde, pero como todavía es sábado, creo que me dejaran participar en este sábado literario. Creo que la idea primaria fue de Mercedes, así que ya me dará el tirón de orejas por mi impuntualidad. Un saludo a todos con sabor a chocolate.

trenvida1 (Ya he puesto la imagen Mercedes, que no me había dado cuenta antes).

 

ME GUSTA:

el chocolate

los Lacasitos

las palmeras de chocolate

los helados… de chocolate

casi todo lo que lleva chocolate

chocolate negro porque con menos me quedo satisfecho (y eso lo agradece mi dietista)

chocolate con leche porque está más bueno (eso lo agradezco yo)

chocolate blanco (porque es diferente)

el colacao (para recargar las pilas por la mañana, por la tarde… y por la noche).

los huesitos (de chocolate claro)

Un kitkat (para darme un respiro)

Los buñuelos (con chocolate y siempre en la feria)

Ferreros Rochers (en Navidad, como los turrones)

Los Turrones de la Marca Navidul… digo Delaviuda… (por supuesto, sólo los turrones de chocolate)

 

chocolate

NO ME GUSTA:

El chocolate blanco y negro juntos. .

El chocolate blanco en la bollería.

El chocolate con naranja.

El chocolate con sandía.

El chocolate con fruta

El chocolate falso (o praliné)

El té de chocolate.

Los turrones de chocolate de cualquier marca que no sea Delaviuda y de chocolate

Los mantecaos de chocolate.

 

Mejor tarde que nunca

Yo, bebé.

Un saludo para todos los curiosos. Fueron algunos de ustedes los que vagaron en el pasado entre las barandas de mi antigua casa: Sinopsis del Arte.

Quizás el espacio fuera demasiado reducido. Aglutinar el arte: cuadros, tapices, escritos, películas, canciones, poemas, cuentos… se acumularon sin ton ni son en demasiados muebles que no dejaban apenas espacio para poder caminar. Así que decidí mudarme a un espacio más reducido e íntimo. Es como pasar de un chalet adosado de nuevo rico a un pequeño, romántico ático ubicado en el centro histórico. Me he traído algunos muebles, por supuesto, y aquí quedarán las cartas, los comentarios, las llamadas telefónicas y muchos de los cuentos y canciones que escuché en mi antiguo hogar. No me olvidé de las fotografías que nos hacen recordar los buenos momentos, ni del chocolate.

Si algunos de vosotros habéis hecho mudanza, entenderéis mi cansancio. Ahora intuyo la desesperación de un diseñador Web al no dar con la tecla —nunca mejor dicho— con el proyecto adecuado. El resultado nunca alcanza la perfección de las ideas, porque las ideas son fáciles y gratuitas, perfectas. Ya lo dijo Platón. Fue difícil no desfallecer en la travesía de una caverna en la que dar un paso en falso significaba empezar desde cero. Y di más de uno. Comencé por estampados, colores chillones, algunos barrocos, otros confusos e imaginativos, repletos de ilusión. Unos pocos (los colores) me rebobinaron a mi infancia, sobre todo, a los algodones de azúcar de color rosa. Después caí en la cuenta de que tantos abalorios distraería la atención preciosa de todos vosotros, así que zanjé el dilema: debía pasearme por escaparates un pelín más elegantes. Al final, cuando parecía que todo estaba ya decidido y de que había encontrado el traje de mis sueños, floreció otro problema: el color de fondo del texto principal era demasiado oscuro. Casi desespero en la desesperación. Ya sabéis, el tapizado del sofá, (para que no sólo estéis bien cómodos de trasero, sino también de vista), las cortinas, el color de las paredes. Renovar las ventanas desvencijadas, limpiar la chimenea (falsa, por supuesto), llamar al fontanero para que revise las tuberías de la cocina y el baño, y que los grifos no chirríen al abrirse. Claro que, principalmente, el fontanero vino para que pudiera darme una ducha calentita. Es lo menos que merecía después de tanto ajetreo.

Cuando ya creí que estaba todo listo, me surgió un nuevo dilema: debía buscar el traje de gala para la inauguración. Esta búsqueda, de modelos sencillos con algún toque original, se transformó en la odisea de encontrar cualquier retal por muy simplista que fuera, (que lo de la simpleza no importa porque ya está el eufemismo de la Elegancia para taponarlo). Esto es como en Joligud, donde las actrices se dedican a pensar durante un año entero el traje que llevarán la noche de los Oscars y al final siempre acaban pifiándola. Y lo que es peor, perder el tiempo. Pero aunque el tiempo perdido haya sido mucho, y no haya habido tanta recompensa en la inversión, sí que estoy satisfecho con mi aspecto limpio, un tanto despeinado Mi hermano empezó esta aventura en el año 2007, dejándome un legado y unos amigos que desde ahora quedan invitados a pasar, por si fuera poco, hasta el año 2010. Después, ya veremos.

De nuevo, Bienvenidos a mi nuevo hogar. No hace falta que digáis: ¡Qué casa tan bonita…! Lo sé de todas formas…