miércoles, 13 de agosto de 2008

CRÍTICA DE TRISTRAM SHANDY

CRÍTICA DE TRISTRAM SHANDY POR JUAN MANUEL RODRÍGUEZ DE SOUSA

SINOPSIS

Adaptación libre de la novela clásica del siglo XVIII "Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy" de Laurence Sterne, la caótica historia se inicia con el protagonista de la novela contando su vida. Las historias de niñez de Tristram son constantemente interrumpidas por su familia y su servicio doméstico, y sobre todo, por la voz narrativa del protagonista, desnudando con más énfasis la personalidad del protagonista que cualquier autobiografía convencional.

En el momento dramático del nacimiento de Tristram, el ayudante de dirección grita "¡Corten!", señalando el final de la sesión de rodaje, y es entonces cuando vemos a Steve Coogan, a los otros actores y a los técnicos durante una caótica tarde en el plató, siendo cuando la vida de los propios actores se entrecruzan con la de sus personajes. Se ven los problemas del director, del guionista, de los demás actores secundarios, en fin, se puede entrever la obra entre los bastidores cinematográficos.

 

TRÁILER EN ESPAÑOL

CRÍTICA

Hoy estoy aquí para hablar de una película muy extraña. Tristran Shandy es un conjunto de situaciones graciosas, estridentes y ridículas. Es algo esperpéntico, sazonado con algo de nostalgia y sexo que la hacen un poco menos aburrida de lo que es. Y que conste, que no estoy diciendo que sea una película aburrida por la escasez de momentos “cómicos” sino, todo lo contrario, por el exceso de estos “momentos” que asfixian al espectador y no le dejan seguir las débiles tramas que se esgrimen en la película.

Sin duda, se nota que las dificultades para trasladar la obra literaria a la cinematográfica llegaron a ser reales. Mas esto no puede servir de excusa a la hora de abarcar un proyecto de cine, teniendo en cuenta que una adaptación es siempre difícil, es imperdonable que, incluso copiando la “idea” por falta de imaginación, se les venga encima y le echen las culpas al escritor que escribió la obra cuando los huevos los incubaban las gallinas.

Sin embargo, yo no creo que se les haya venido la obra encima, sino que creo que se no han dejado fluir la originalidad de forma correcta. Se palpa un miedo a parecer demasiado hiriente, sórdida y confusa, y precisamente, es en estos intentos (pocos) cuando el conjunto se desmorona. Por eso no creo que Michael Winterbottom ,el director, y Martín Ardí, el guionista, merezcan un aplauso atronador, aunque no cabe duda de que el producto final sería muy distinto (no sé si mejor o peor) si otro director se hubiera atrevido con el proyecto. Su mayor logro, resumiendo, ha consistido en darle un cierto orden al caos.

Por contra, yo pienso que el mayor mérito recae en los actores. Destacar al protagonista, Steve Coogan, que hace una interpretación bastante correcta, sin llegar a mucho más, y que cumple con el cometido. Destacar también, y sobre todo, al cooprotagonista, Rob Brydon, quien ha estado genial, muchísimo mejor que su compañero: donde aparece Rob, es Rob el protagonista, el amo de la escena y el señor de un estilo propio que gusta y nos divierte. Los demás actores, correctos aunque muy lejos de Coogan y Brydon.

Una película que parece no estar al nivel logrado en la anterior producción de Michel Winterbottom: 24 HOUR PARTY PEOPLE donde también se escogió a Coogan como actor; parecen que ambos hacen buena pareja y que Steve es un buen ejecutor de las ideas de Winterbottom.

Y resumiendo, es un filme que resulta aburrido al principio, trepidante en algunos momentos, decadente… Una película que enamora, decepciona y vuelve a enamorar, con demasiados altibajos para considerarse como “clásica” o al gusto del consumidor de hoy en día. Arriesgada, fresca, traviesa y ridícula. Recomendada para una tarde con amigos, para todos aquellos ligados al mundo del cine pues más que disfrutar, esta obra resultará interesante, y por supuesto, no dejará indiferente a nadie.

 

 

FICHA:TRISTRAM SHANDY: A COCK AND BULL STORY


Dirección: Michael Winterbottom.
País:
Reino Unido.
Año: 2005.
Duración: 94 min.
Género: Comedia.
Interpretación: Steve Coogan (Walter Shandy/Tristram Shandy/él mismo), Rob Brydon (tío Toby/él mismo), Dylan Moran (Dr. Slop), Raymond Waring (cabo Trym), Gillian Anderson (viuda Wadman/ella misma), Keeley Hawes (Elizabeth Shandy/ella misma), Naomie Harris (Jennie), Kelly Macdonald (Jenny), Jeremy Northam (Mark), James Fleet (Simon), Ian Hart (Joe), Stephen Fry (padre Yorick).
Guión: Martin Hardy; adaptación libre de la novela "Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy" de Laurence Sterne.
Producción: Andrew Eaton.
Música: Michael Nyman.
Fotografía:
Marcel Zyskind.
Montaje: Peter Christelis.
Diseño de producción: John Paul Kelly.
Vestuario: Charlotte Walter.
Estreno en Reino Unido: 20 Enero 2006.
Estreno en España: 23 Marzo 2007.

ARTÍCULO ESCRITO POR JUAN MANUEL RODRÍGUEZ DE SOUSA. PARTE DE LA CRÍTICA REDACTADA INTREGRAMENTE POR ÉL. PARA SINOPSIS Y FICHA HE UTILIZADO MATERIAL DE LA BUTACA

viernes, 8 de agosto de 2008

Carta de un Adiós por Juan Manuel Rodríguez de Sousa

(Aquí se puede leer el cuento en Pdf)

CARTA DE UN ADIÓS

Hola, mi Amor, te escribo esta carta para contarte mil cosas y ninguna que tú no supieras. Ayer mismo, partiste hacia un lejano lugar, me dejaste solo, vacío, sin saber qué hacer, sin saber qué decir.

Querida, ¿te acuerdas de la tarde en la que nos conocimos? Yo estaba tumbado en mi cama, echando una larga siesta y, entonces, noté algo que me palpaba fuerte y decidido. Llenaste el vacío que había en mí. Y eras tú.

Desperté, no daba crédito, ¡cómo osaste! Te untabas en mi piel con todo tu ímpetu, y yo, tan desacostumbrado a los menajes del amor, te odié, te maldije con toda mi alma. Aún así, tú no me dejabas tranquilo, seguías allí, acosándome, distrayendo mis sentidos, atiborrando mi cuerpo. Durante dos días creciste poco a poco. Llegaste a convertirte en una gran bestia dispuesta a sufrir por amor. Simplemente, te enamoraste de mí y, en ese preciso instante, comenzó todo. Intenté expulsarte de mi vida, de mi cuerpo, pero no había manera; te aferrabas como la mejor amante que tuve en mi vida. Y la peor.

Pasaron dos días y te quedaste preñada. ¡Menuda Zorra! Era la excusa perfecta para continuar con tus abusos, para seguir hurgando en mi cuerpo hasta el fondo. Fui al médico, para desearte el fin, para que me dijeran: puedes deshacerte de ella.

Pero no, me dijeron lo que tú más deseabas, lo que tú habías maquinado en tu maléfico plan: con un hijo de por medio no debían desvalijarte, echarte de casa, salir de mi vida. No.

Así que tejí mis propios enredos, una tupida tela de araña para eliminar tus expectativas. Deseaba vengarme, mientras tú dedicabas los días a elegir el nombre adecuado para aquel hijo del demonio. Le llamaste Otitis ¡Cómo no!

Cada vez te odiaba más, cada vez dolías más y Otitis no ayudaba en nada, es más, lo empeoraba. Me propinaba patadas y a veces, hasta me dejaba casi inconciente. Ojalá hubiera sido así durante todas las noches; pero no. La niña lloriqueaba y molestaba todo lo posible durante el sueño, no sabiendo aún lo que significaba la obediencia de un padre y una madre. ¿Pero alguien sabe quién es el padre? Ni yo lo sé.

Sólo me quedaba el sabor amargo y dulce de la venganza. Poco a poco, sin que te dieras cuenta, comencé a envenenar la malvada hija de tu vientre. En secreto, Otitis se desvanecía y no tardó en morir. Me sentía mal, muy mal por matar a una hija: es duro quitar la vida a alguien a quién se la diste. Tú nunca supiste de aquel filicidio que cometí, si te lo digo ahora, si lo confieso, es sólo por ti, porque quiero que me odies, que no me ames, que no sufras en la soledad.

Después de la muerte de Otitis, te quedaste llorando y yo, quizás, arrepentido. Ya no te sentía tanto como el primer día, tu amor se fue apagando, serenando. Estabas triste, muy triste, no tanto por la muerte de tu hija sino porque supiste que en ese momento, justo a partir de ahora, tus días de amante entrometida estarían contados.

Nos acercamos al lugar de nuestra última despedida, era el fin de nuestra relación. Todas aquellas personas te parecían serios abogados especializados en divorcios matrimoniales, ansiosos por conseguir un caso sustancialmente beneficioso. A mí me recordaba a un lugar triste, un hospital donde se huele la enfermedad, el miedo y la muerte. Llegamos a la sala de espera y me senté. Al cabo de un rato, un pensamiento se detuvo, de manera inesperada en mi mente. De pronto empecé a dudar, miré el largo pasillo de salida y ese algo me gritó fuertemente: ¡Sal de allí!

La puerta que daba entrada al despacho me pareció horrible, terriblemente horrible y entonces me di cuenta de todo; poseía tantas ganas de acabar contigo que nunca pensé en si podría llegar a quererte, incluso amarte. Embutido en una larga paranoia, en la obsesión continua de alejarte de mi vida, no me percaté de que siempre estuviste conmigo; tú nunca me abandonaste. Me acompañaste todos los días, y ahora sé y sabré con certeza, que nunca me hubieras dejado solo; aunque mi cuerpo hubiera viajado a los infinitos confines del mundo, tú permanecerías allí, a mi vera. Pero ya era tarde, alguien llamó:

--Rodríguez de Sousa --dijo la doctora. Sin embargo, para ti, aquella mujer no representaba más que al abogado del diablo.

--Sí, soy yo --dije a la vez que me levantaba.

Una mujer me esperaba en el umbral de la puerta, tú empezaste a chirriar con todo tu ímpetu y yo me puse nervioso. Ya no estaba tan seguro de querer hacerlo, pero mientras mi corazón empujaba para prorrumpir corriendo por el largo pasillo de salida, las piernas de mi cuerpo caminaban hacia aquella enfermera con bata blanca y gran jeringa de agua en la palma de la mano.

Tiritando del susto, de una despedida largamente deseada por mí, y que ahora se tornaba espantosa, tan espantosa como lo fue para ti. ¡Tú siempre me amaste!

La doctora accionó la enorme jeringa haciéndote partir de un solo golpe; avergonzada y caída en un barreño de agua, casi muerta y deshecha, nos dijimos adiós. Adiós Tapón de Cera, Adiós. Nunca te olvidaré.

 

 

DERECHOS DE AUTOR:

http://www.safecreative.org/work-view.shtml?cid=198611&id=26940

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Carta de un Adiós by Juan Manuel Rodríguez d is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.

 

Juan Manuel Rodríguez de Sousa.

martes, 5 de agosto de 2008

EL BUSCÓN

 

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Me veo dudoso en recomendar esta obra de Quevedo. Con ello no estoy poniendo en duda la calidad de tal obra, porque sería ridículo ahondar en el tema. Es un clásico y punto. Pero es un clásico peculiar, porque aquí se encuentra la picaresca llevada al extremo. Es una forma casi esperpéntica (aquí Valle-Inclán tendría algo que decir) de literatura: la descripción de los personajes es una verdadera caricatura, los momentos nada escatológicos, o los sucesos más increíbles y miserables se entrecruzan unos con otros sin parar ni un segundo en toda la historia. Ello provocará más de una carcajada en lector que durante la lectura tendrán la diversión asegurada.

Por ejemplo, un fuerte es la descripción caricaturesca:

 

 

Entramos, primero domingo después de Cuaresma, en poder de la hambre viva, porque tal laceria no admite encarecimiento. Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza pequeña, los ojos avecindados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, de cuerpo de santo, comido el pico, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que de pura hambre parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos; las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban los huesos como tablillas de San Lázaro. La habla hética, la barba grande, que nunca se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese. Cortábale los cabellos un muchacho de nosotros. Traía un bonete los días de sol ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra y desde lejos entre azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con esto y los cabellos largos y la sotana y el bonetón, teatino lanudo. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues ¿su aposento? Aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria

 

Sin embargo, estos clásicos tienen el inconveniente del castellano antiguo, y yo he notado que El Buscón es una obra con un vocabulario vulgar que obliga ir a la consulta de un diccionario. Yo recomiendo ediciones donde se expliquen las palabras raras, ediciones que cualquier persona podrá encontrar fácilmente. Es recomendable porque amenizan la lectura al ahorrarse uno el buscar entre las páginas de un diccionario.

En fin, aún con la necesaria consulta al diccionario, recomiendo esta obra porque cumple de sobra con sus objetivos de entretenimiento y de mostrar la España de esos tiempos. Una delicia, un vino dulce para saborearlo y festejarlo, porque este libro es una fiesta de subnormales, advenedizos, ricachuelos y miserables. Y punto. En fin, os dejo con el hambre que se pasaba en aquella época y lo tan consistente que eran aquellas sopas:

“Bendecía las ollas y al espumar hacía cruces con el cucharón. Yo pienso que las conjuraba por sacarles los espíritus, ya que no tenía carne”

Pueden encontrar la obra digitalizada en la Biblioteca Virtual Cervantes.

Pinche y comience a leer "El Buscón"

Aquí os dejo con tres estudios de la obra; otros, más informados que yo, se han encargado de hacer una labor realmente exquisita:

Obra extensa que profundiza en la obra de “El Buscón”:

Introducción a "El Buscón" Ignacio Arellano

Aquí podrá encontrar unos breves apuntes:

Lillian von der Walde Moheno

Y cómo no, en la famosa wikipedia hay un artículo interesante, conciso, donde se resume los capítulos y donde se dan una serie de enlaces muy acertados.

http://es.wikipedia.org/wiki/El_buscon