Los dos muchachos bailaban apretujados, ella se dejaba, su mirada indiferente adornada con sus ojos plateados asustaban al mozo. Después, tumbados bajo un manto de estrellas en mitad de la playa desierta, acaecieron los orgasmos juveniles.
Nueve meses más tarde vinieron las contracciones, la niña Amapola llegó al mundo bajo los ángeles negros de la discordia.
Con los años, Amapola recordaba a su madre, a su padre. Maldita la vida, maldito el sudor y las lágrimas. Con los años cumplidos, con cuarenta años de amargura las estrellas fueron cubiertas, no se veían. El tres de diciembre, Amapola se desplomó al suelo con sus venas cortadas. La sangre dejó una mancha roja en la cocina de azulejos amarillos. Otra mancha imborrable perdura en el cuarto de invitados: su padre; otra en el brillante suelo del cuarto baño, su madre.
La hija de Amapola, de quince años y con los mismos plateados ojos heredados de la sangre familiar, regresó a casa borracha embelesada por aquel chico que tanto le atrajo durante la semana pasada. Bailaron apretujados, como su abuela, como su madre...
Escrito por Juan Manuel Rodríguez de Sousa
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5 comentarios:
No es de mis mejores cuentos, pero al menos, a la gente le gusta
Hola Juanma! Bueno, me ha encantado este cuento. Aunque debería de ser un poco más largo, porque está guay. Bueno hijo, gracias por ayudarnos con el trabajo, con la tabarra que te he dado xDDD pobrecito. Cuando lo terminemos no te lo vas a creer. Y nada, que sabes que te aprecio mucho, que aquí tienes una amiga. Un beso poeta! єℓνιяα *
Muchas gracias por el comentario Elvira, prometo que le próximo cuento que publique va a ser un poco más extenso. Y también muchas de nada, el trabajo de Geografía se me va a quedar grabado para siempre, ya llevo tres años recordandolo, espero que este sea el último, XDDD.
Un abrazo,
de tu amigo el poeta,
ESTA PERFECTO EL CUENTO, PERO DEBERIA SER UN POCO MAS LARGO, SIGUE ASI Y SEGURO QUE LLEGARA MUY LEJO SUERTE.
Muy bien organizado tu blog, bonito y abarcador. Ya seguiremos compartiendo lecturas y opiniones en nuestros blogs y en Tallerines. Un abrazo desde Puerto Rico.
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