martes, 12 de febrero de 2008

OBRA POÉTICA: EL CASTAÑO

EL CASTAÑO

Juan Manuel Rodríguez de Sousa

Esta obra se divide en tres poemas principales. Se destacó como una de las obras más representativas del

"I Certámen de Poesía Ecológica EducaVerde 2007".

castaño centenario

I.EL CASTAÑO

.
El viento acariciaba el olor
de las hojas verdes,
soñaban con aire limpio
y ausente.

.

.
Las raíces clavadas en lo profundo la tierra.
Su copa erguida rascaba con sus manos
de madera el cielo negro
contaminado.

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.
Una gota de lluvia en la montaña
resbala hacia el seco bosque.
La mirada del castaño
envidia al fresno, apoyado
sobre el alto murallón de acero
donde el sucio viento
airea los años de los viejos árboles.

.El castaño grande arremolina
el sucio viento, que las abejas susurran;
esparcen con sus alas serenísima glosa silenciosa
y dulce.

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II. LA LUCHA Y LA MAGIA

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Más allá de los ríos y los montes
nacen labios rojizos y negros
y agujeros de lengua fantasmal
y ruidosa tempestad sórdida.

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Las fábricas rugen como demonios.
Casas construyen con placer agónico
Los hombres
hambrientos y sedientos.
Tienen hambre y sed de polvo polvoriento.

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El castaño otros tiempos evoca;
añora el respeto, el valor, el coraje.
la miseria despierta del qué pasará
en los instantes soldados, en los juegos de cristal;
de días, de semanas, de meses y de años.
Contando cada hora, minuto y cada segundo añorado
en el balcón de su mala hora
con carnoso rostro de metal y diamante.

.

.

Oye rugir una sierra
escucha las balas de los aldeanos:
vendo, gano tanto y tanto
y lo reparto con mi cuñado.

.
Su voz se tronca, maúlla y ladra
por la codicia dada.

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El castaño, desde los altos muros
percibe el fin, un horizonte
cercando el bosque, cortando
con las sierras de plata,
la savia.

.
Llora el Castaño y sus afilados brazos,
dedos de sangre roja en sus frutos.
Llora él. A él ni el tizón mató
y ahora lo venden cual silla o mesa
o como simple la tierra, que cuida.

.
Se jura: no podrán conmigo
ni con mis vástagos que pululan;
ni deliciosos, ni fuertes
serán, ni altos ni verdes.

.

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Polígonos de hormigones
rodarán el mundo.
Llegan los camiones
grandes y bien hechos
Llegan los maderos
con su corazón de acero,
atropellan las flores, sin sentirlas
en sus botas de rancio plástico
se acercan a la espesa
y seca selva, donde bullen los malditos
en la maraña extensa.

.
La magia llega y las partituras suenan
tonos bajos y altos,
agudos y graves, y de troncos grandes,
pequeños y medianos.

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Las ramas con sus dedillos tocan
la última canción
que admirable sueña volver.
El tambor y flauta, fuerte y triste.
El director de orquesta no cansa
el viento lo acompaña,
él dirige, fuerte y triste.

.
Los aldeanos se asustan
del enmarañado ramaje
matas y árboles marchan en la espesura.
¡El monte canta!
y su voz resuena, retumba, truena,
ensordece, estremece, estalla.
¡El monte canta!

.
Los jornaleros aterrados y cobardes
arrojan fuego
a las ramas por miedo, a los matorrales
a la razón del ciego,
al hombre.

.

.

III. LA DERROTA

.
Los árboles ya no cantan.
¡Gritan!
Aúllan de dolor, es el fin.
El castaño en su llanto olvida aquellos años
felices, sus vástagos ayer y eternos
desaparece en la piedad presente
¡inexistente, sin esperanzas ni cielo!

.

.
Una mañana despierta
con sus sábanas de noches pegadas
derretidas por el calor
del tenaz incendio.
A lo lejos un campo
de negro oscuro vestido,
de un millón de rayos caídos.
Se ve un Castaño
gris y muerto
y quemado su tronco,
sus ramas derrumbadas al olvido.
A lo lejos huye su magia, y adiós.

.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, si deseais, podeis dejar comentarios. No me como a nadie.