La 83º edición se recordará ante todo por ser Los Oscar de las Madres. Horterillas, pero lo suficientemente decentes para resultar entrañables. Si brillaron por encima del resto, fue porque la alfombra roja resultó un atropellado paseo de vestidos empolvados. Y cuando alguna mujer llamaba la atención, normalmente lo hacía de forma estrepitosa. Con este panorama, sólo se salvaron de la quema Natalie Portman, Scarlett Johansson, Sandra Bullock y Annette Bening. Las demás pasaron sin pena ni gloria, aunque a veces con más pena (véase a la pobre Nicole Kidman). El glamour se quedó en casa, como mi querida Julianne Moore, Además, una gala sin la todopoderosa Meryl Streep se me hace irreal. Una alfombra sin grandes estrellas, olvidable excepto por ver las mamas aumentadas de la recién parida Pe.
Ver La gala a través Canal Plus me resultó un coñazo, pues estos chicos bien intencionados (tanto durante la alfombra como en la gala) no criticó ni el vestuario. Demasiado correctos. No hubo más remedio que alternar con el cotarro de
Tampoco saltó con los premiados, mi favorita Toy Story 3, se conformó con el Oscar a mejor filme de animación. La ceremonia se ralentizaba todavía aún más con las canciones interpretadas y los agradecimientos de los galardonados. ¡Para estas cosas está el Facebook! Dos horas después se confirmaron las evidencias dándole la estatuilla a Natalie Portman y a Colin Firth. Aunque este último nos sorprendió con el apretón de los Oscar. Debió acelerar su discurso e irse corriendo al baño. Desde luego que habría sido el mejor final posible para salvar, de forma escatológica, una gala a todas luces mediocre.
PD: Felicidades a todos los andaluces.